Estuve viendo ayer el tercer capítulo de esta temporada de “Milá vs Milá” en los que Mercedes Milá realiza entrevistas a diversas personas de relevancia social. En general son gente ya de edad y Mercedes lo que hace es recorrer sus vidas entrelazándolas con entrevistas que a esas mismas personas hizo hace ya 30 años.
Te puede caer mejor o peor Mercedes Milá, te pueden caer mejor o peor cada una de las personas invitadas. Ahí no voy a entrar. Únicamente pido que lea este texto y vea este video quitándole la capa de filtro político y de prejuicios personales. Quédese usted, persona que está leyendo estas líneas, con el enfoque de edad. ¡Una maravilla para quienes trabajamos día a día por visibilizar un nuevo imaginario social de la vejez! Así que, de antemano, gracias Mercedes Milá.
Gracias porque tú misma, al igual que lo decía hace unos días en otro texto sobre Iñaki Gabilondo, reconoces que ya tienes una edad, pero te niegas a que profesionalmente y socialmente te aparten. Gracias porque con vuestros ejemplos y el de otras personas demostráis que la vida no termina a los 65 años y que, cuando alguien tiene un proyecto laboral atractivo, un proyecto de vida como tal, la vida sigue a pesar de la edad.
La conversación de ayer fue de las buenas, como también la han sido las anteriores. Pero a mí, me pareció sublime en esta parte que hoy comparto con quien lee estas líneas.
Hablasteis de la tercera edad con naturalidad, aportándole valor frente a quienes todavía a día de hoy se lo quitan. Hablasteis de temas que solo suelen ser abordados en público en mesas de congresos, en artículos científicos y generalmente por gente que ni siquiera ha llegado a ese momento para poder hablar en primera persona. Por eso tiene, si cabe, más valor.
Hablasteis de sexo, de sentimientos, de amor. Hablasteis de qué significa ser mayor a día de hoy y cómo romper estereotipos, de todas las cosas buenas que tiene ser una persona mayor y la cantidad de cosas que se pueden hacer –es verdad que si la vida te sonríe un poco en salud, seguridad y participación-. Y hablasteis del final de la vida, de cómo afrontarlo y de la importancia de saber irse bien, de saber morir bien.
Gracias porque este programa posiblemente sea un vivo ejemplo de la realidad de los nuevos mayores, de ese espacio nuevo que socialmente podemos disfrutar y que denominamos “curso medio de la vida” que comprende desde que abandonamos el mercado laboral y entramos en estado de dependencia o ya nos vamos. ¡Gracias!
¡Y ya está!